Si mueres te llevaras una parte muy importante de mí contigo [Amelié]

Era lunes por la mañana. Ezra tenía la esperanza de que esta nueva semana fuera mejor que la anterior, había cientos de planes en mente que tenía para el futuro, ahora que se encontraba metido con la mafia no pensaba salir sin no antes ser uno de los más grandes mafiosos que Chicago haya conocido...sabía que eso tardaría pero a su parecer él estaba comenzando bastante bien. Su mejor amigo era su mano derecha, uno de sus pilares fundamentales para lograr hacer un imperio poderoso... él que ahora es como su hermano en un tiempo fue su maestro y por eso le era indispensable su ayuda justo ahora. Él le había estado consiguiendo gente para aliarse a Ezra y proveedores y discípulos que serían indispensables si querían ser una buena mafia, además por otro lado Ezra también tenía sus contactos, la apariencia física de Ezra le ayudaba a hacer buenas amistades como lo eran Anneliesse y Alessandra.  Ezra sabía en lo que se convertiría y después de haber pasado por tanto no pensaba dar vuelta atrás... Tenía muy claro que con él movimiento futuro que pensaba hacer en contra de una mafia grande, se ganaría de enemigos a gente que probablemente lo pondría en un tremendo peligro pero eso no le importaba, él acabaría con todos ellos y si no lo hacía, moriría y eso tampoco le importaba, él no tenía miedo a morir, nunca le había temido a la muerte.... pero nunca se espero encontrar con la extraña necesidad de mantenerse con vida para proteger a los suyos. Ahora no solo tenía que preocuparse por cuidar su espalda y la de su hermano, si no también tenía que velar por la seguridad de aquella chica tonta que llevaba en su vientre a su único descendiente, la sangre de su sangre, a su hijo.


Pensó Ezra con el ceño fruncido, aún le era difícil pronunciar esas palabras, sobre todo porque pensó que nunca las tendría que decir, era como uno de sus miedos que imagino nunca tendría que hacerle frente, sin embargo ahora se había hecho realidad, iba a ser padre y eso solo significaban problemas y preocupaciones para lo que quedaba de su vida. No podía retractarse de los problemas en los que se iba a meter y ahora estaba preocupado por la vida de la chica y de su hijo, él no podía permitir que les pasara nada y que nadie les hiciera daño, se había propuesto que primero muerto antes de que tocaran a su hijo y eso ni siquiera sería suficiente. Estaba completamente confundido y shockeado, no sabía como sentirse y una parte de él aún pensaba que todo era un sueño, pero siempre lo invadía la cruda realidad de que todo lo que estaba viviendo era real... entonces en esos momentos se ponía a pensar y a pensar en todo tipo de planes para proteger a su "familia" y pensaba en más planes por si esos planes salían mal, nada funcionaba, nada le parecía suficiente, necesitaba más seguridad y eso era lo que le había pedido a su hermano esta mañana antes de que él saliera de su departamento, él le prometió que conseguiría hombres para que cuidaran a la chica y en parte eso lo había dejado un tanto tranquilo, pero no por completo.

Ahora Ezra se encontraba sentado en la sala del departamento, con su guitarra en las manos, tocando una de las tantas canciones que había compuesto en sus tiempos libres. Estaba esperando a Amelié, la chica que llevaba en el vientre a su hijo, la había citado porque necesitaba darle instrucciones sobre su ahora nueva vida, no podía permitirse que la persona que llevaba a su hijo anduviera por las calles caminando desprotegida a merced de cualquiera de sus enemigos, por suerte, en estos tiempos ambos se encontraban seguros, pero la seguridad no duraría mucho, era mejor prevenirse antes de tiempo que lamentar. Llevaba 10 minutos retrasada, Ezra los había contado, odiaba que la chica fuera impuntual, pero tampoco pensaba gritarle por eso, no estaba de humor para una pelea matutina.

Escucho la puerta del lugar abrirse y no tuvo que levantar la vista de su guitarra para adivinar que la chica aun seguía parada en la frente, mirándolo fijamente, él podía sentir su mirada. Antes de permitirle hablar, levanto un dedo en señal de silencio.-Escucha.-Dijo Ezra y volvió a dirigir su mano a la guitarra, entonces toco un pequeño pedazo del codo de la canción.-I pray for mourning, I swear I'll never let you die.-Cantó el chico para Amelié con un poco de sentimiento, que siempre tenía cuando cantaba una canción.-These saints within us, can bring this moment back to life... And my heart's held high with this battle cry, I'll march on... On the horizon, we will ...resurrect the sun.-Y finalmente levanto la mirada a la chica, una mirada fría y tranquila que acostumbraba a usar con todas las personas.-Llegas tarde.-Le hizo saber sin apartar su mirada de ella.

Las manijas del reloj se escuchaban fuertemente en su habitación ¿Cuándo había comprado un reloj de pared? Le estaba empezando a desesperar el tic tac que hacía cada vez que corrían las agujas, notando que cada vez tenía menos tiempo. Amelié se había quedado en su cuarto durante un buen rato sacando la excusa de que las clases de hoy se habían cancelado y no tenía que asistir a la universidad. Aun cuando las mujeres de servicios habían tocado su puerta para preguntarle que quería desayunar, se había negado a probar bocado alguno  sacando la excusa de que no tenía hambre pero la verdad era que con sus padres rodeando aun por la casa no quería que se dieran cuenta de las constantes veces en las que con solo oler algo terminaba corriendo al baño. Caminó de un lado a otro hasta que no resistió más el sonido de aquel reloj y arrastró una silla para pararse encima de ella y alcanzar a quitar aquel aparato. Aun así, el silencio tampoco fue demasiado reconfortable .

Se había dado un baño hace una hora pero había tenido que ponerse su ropa de estar en casa para que sus padres pensaran que se quedaría aprovechando un poco de horas de sueño pero Amelié ya tenía algo que hacer y si no se apuraba, iba a llegar jodidamente tarde.  Se asomó un momento por la ventana que daba al gran frente de la casa en donde vivía, viendo como su padre se montaba en uno de sus coches para trabajar.  Ahora solo faltaba que su madre se fuese.  Mientras tanto, corrió a su closeth y se cambió por una camisa más holgada para salir, un pantalón negro y unos botines. Escuchó otro par de ruedas  chillando y supo de inmediato que ya la casa solo contaba con las mujeres de servicio.

Tomó su bolso y las llaves de su auto, haciendo el esfuerzo de no hacer ningún ruido para llamar la atención, odiaba mentir así que solo intentaba omitir la verdad. Corrió hacia el garaje y se montó en su auto, presionando el botón para que las rejas de la entrada se abrieran y poder ir finalmente al departamento de Ezra. No tenía ni idea de que iba a decirle, solo le había dicho que la quería ver temprano en su departamento aquel día, su cuerpo temblaba de anticipación y un nudo en la garganta se le había formado desde que había leído su mensaje. —Maldición— soltó al ver que iba un poco retrasada, no sabía porque siempre ocurría algo que impedía que llegase puntual a donde necesitase ir.

Estacionó su auto justo al frente del edificio y se puso unas gafas antes de bajarse del auto y caminar en dirección a donde vivía el pelinegro.  Ezra le había dado una llave de repuesto en caso de que la necesitara así que la buscó entre su bolso mientras subía hacia el piso que correspondía su apartamento. Se quedó un instante parada en frente de la puerta, con la llave cerca de la cerradura mientras intentaba calmarse un poco, sus manos estaba sudando y se encontraban algo frías. Finalmente, abrió la puerta encontrándose con la imagen del mayor sentado en el sofá tocando la guitarra. Cerré la puerta detrás de mí y me quedé parada en la entrada, con mis ojos clavados en él mirándolo fijamente. Abrí la boca para decir algo pero fui callada justo antes de que saliera sonido alguno de mi boca. Y entonces Ezra comenzó a cantar mientras tocaba su guitarra con dedicación, mordí mi labio quitándome las gafas que tenía puestas.  No sabía que quería decirle con esa canción pero algo dentro de ella se revolvió.

—Mis padres no se iban de casa, lo siento — se excusó de inmediato, sintiendo su fría mirada, ni siquiera saludaba o  preguntaba como estaba; lo cierto era que Amelié aun seguia intentando descifrar  como había podido fijarse en un hombre como él. —Buena canción, ¿acabas de escribirla? —preguntó, quedándose parada justamente en donde estaba.  Después de un pequeño silencioso incómodo, caminó en dirección a uno de los sillones y se dejó caer en él, sin dejar de mirar ni un segundo a Ezra. Se aclaró la garganta mientras inconsientemente se retorcía los dedos, un vicio que había agarrado hace un par de semanas cuando se había dado cuenta de que estaba esperando un hijo del hombre que tenía al frente— ¿Qué es lo importante que necesitas hablar, Ez? — su voz era suave y delicada, algo que disimulaba el ligero temblor con lo que lo había dicho.

Ezra suspiro cuando comenzó a escuchar las excusas de la chica que realmente no le importaban, hasta ahora lo único importante para él era que había llegado tarde (para variar), odiaba que ella llegara tarde y comenzaba a pensar seriamente en hacerla entrar en razón para que de una manera a otra comenzara a llegar temprano, pero eso sería algo que pensaría después.

Volvió a fijar la vista en su guitarra, tocando algunos acordes al azar, con la pregunta de Amelié solo pudo encoger sus hombros.-La estoy terminando.-Respondió limitandose a decir solo eso y esperando que no preguntara más, no le gustaba dar mucha información sobre sus cosas, era una persona muy reservada con sus asuntos personales como lo eran en este momento sus canciones.-¿Que crees que digan tus padres cuando se enteren de...-Dijo y levanto la vista hacía ella dirigiendola hasta su vientre.-...Eso? -Pregunto arqueando ligeramente una ceja. Ezra solo pensaba que le gustaría estar presente en el momento en él que ellos se enteraran de eso, les gustaría ver sus caras de horror al ver que su princesita estaba embarazada y embarazada de un tipo como Ezra y no de un hijo de papi como seguramente tenían planeado.

Finalmente el chico bajo la guitarra y luego aclaro su voz, clavando su mirada en Amelié, tan inexpresiva como siempre.-Le pedí a "D" que consiguiera a unos hombres para que cuidaran de tu seguridad día y noche.-Dijo sin más, acomodándose a sus anchas en el sofá donde estaba.-Por si estabas con la duda, no pedí tu opinión, solo dejaras que ellos te cuiden y ya.-Aclaro mirando hacía l techo, preparandose para cualquier tipo de reclamo de Amelié, muy en el fondo como que le importaba su opinión.

Amelié era consciente de lo mucho que Ezra odiaba que llegase tarde pero realmente, no era algo que hacía a propósito, siempre terminaba teniendo algún contratiempo que impidiese encontrarse con él a la hora que hubiese dicho.  Lo curioso es que jamás le había dicho nada en voz alta, tan solo con mirarla de la forma en él lo hacía terminaba porque ella lo entendiera. Se relamió los labios, al sentir los secos que lo tenía, Amelié nunca había sido la clase de chica que se quedaba con la palabra en la boca pero cada vez que Ezra le respondía de esa forma petulante y cortante, casi la hacía quedarse callada…casi. —Pues está bien, aunque le falta sentimiento— mintió, la canción estaba bien y cada que Ezra tocaba su guitarra parecía transportarse a otro mundo pero ella no iba a dejarle saber aquello. Cuando escuchó su pregunta, sintió como si le hubiese abofetado y tal vez, aquello le hubiese dolido menos. —¿Eso? — imito el tono de voz con que lo había hecho y se mordió el labio intentando tomar un poco de aire, no iba a montar una escena a Ezra —"Eso" como le llamas es tu hijo — se puso las manos protectoramente en su vientre sin apartar su mirada de Ezra —Apreciaría si al menos pudieras llamar así y no como si fuera cualquier cosa— se quedó en silencio, sobando su sien. Cualquier cosa le causaba migraña y hablar con Ezra más.

—Tal vez me deshereden, tal vez quieran la cabeza del chico que  puso su espermatozoide, tal vez me encierren de por vida… no lo sé Ezra pero estoy segura de que no será nada bueno— susurró —No eres lo que querían para mí—agregó, mirándolo directamente a los ojos, pensando que en vez de terminar con el príncipe se había acercado al villano. Comenzó a mover su pie inconscientemente ansiosa de lo que sea que el mayor iba a decirle ¿acaso iba a anunciar que ya no quería hacerse cargo del bebé? Eso hizo que las palmas de Amelié comenzaran a sudar frío. Se preparó cuando escuchó como él empezaba a hablar lo cual dejó a Amelié desorbitada por un momento ¿se estaba preocupando por ella? Aun así, la idea de tener a hombres vigilando todo el momento le causaba un escalofrío. —¿Estás hablando en serio, Ezra? — preguntó, sintiendo como la sangre se le subía a la cabeza y se ponía colorada, aun cuando la idea de él preocupándose por ella la había sorprendido, el hecho de que quisiera mantener detrás suyos a hombres que no conocían había opacado ese sentimiento por algo de enojo—No tienes mucha diferencia con mi padre, siempre diciéndome que tengo o que no hacer— dijo con una voz amarga —Poco te importa  mi opinión ¿verdad? —resopló y se dejó caer en el sillón, cansada, no iba a discutir con él. —Sabes, si pones a gorilas a vigilarme lo último que haré es pasar desapercibida. — clavó su mirada en el suelo, preparándose para lo que iba a decir —De todas formas, seguramente  no te importaría que le pasase algo a este bebé o a mi, al fin de cuentas, él es “eso” y yo… —hizo una pausa, tragando saliva —Yo soy nada. —

Al escuchar el comentario de Amelié sobre que le faltaba "sentimiento" a su canción, no hizo más que ignorarlo, él sabía que su canción tenía el sentimiento indicado, incluso hasta su mejor amigo le daba felicitaciones porque según él, Ezra tenía un muy buen don para la música y después de algunas demostraciones a sus intimos amigos, había terminado por aceptar que todos ellos tenían razón, más nunca se había inclinado a la carrera de la música porque ahora sus intereses estaban fijados en un camino más oscuro y torcido.

Ezra suspiro y cerro un momento los ojos al escuchar el pequeño drama que la chica había hecho, él realmente no se refería de esa forma a su hijo y no había querido decir eso, pero acepto que las cosas siempre terminaban por mal identificarse. Encogió sus hombros y dejo salir todo el aire que llevaba segundos reteniendo.-Ya se que no es cualquier cosa, mujer. No había querido decir eso.-Dijo sin más, aun sin abrir los ojos, no quería abrirlos hasta que estuviera por lo menos más calmado. Sin embargo no los abría hasta que estuvo más calmado, abrió los ojos cuando escucho la predicción del futuro dela chica y finalmente el muy conocido por Ezra "No eres lo que mis padres querían para mi" Él chico no pudo evitar reír de manera burlona para si mismo.-No soy lo que nadie quiere para si mismos y nunca lo seré.-Dijo de manera divertida, mirandola con una ceja arqueada.

Entonces finalmente empezó el espectaculo, lo que Ezra tanto estaba esperando, ver la reacción de la chica cuando le dijera que le pondría seguridad día y noche, su reacción no era menos de lo que esperaba. La chica lo atacaba y a él le importaba en lo mas mínimo, pero se defendería.-Me vale una mierda con quien me compares, pero no dejaré que estés desprotegida mientras seas la mujer que lleva a mi hijo en su vientre.-Le dijo con voz neutral, como siempre.-Si no me importara no te pondría seguridad, Amelié. Tu puedes ser nada para mi, pero mi hijo lo es todo y no dejare que nadie lo... lastime-Finalizo girando los ojos y soltando un bufido, la chica lo desesperaba, sentía que había sido duro con ella, pero pensaba que mientras más la mantuviera alejada de él, mejor sería para ella, finalmente todas las personas que amaban a Ezra terminaban muertas, no quería ese futuro para Amelié

Cada palabra que él chico decía era como echar más sal y limón a la herida. Pero lo peor, era que parecía ser ella misma quien tenía que lamerse para curarse, impidiendo demostrar cualquier clase de dolor a los demás, que sintiesen lastima hacia ella era lo último que Amelié quería. Y claramente, Ezra no era la clase de chico que sentía compasión por nada ni por nadie, a veces se preguntaba por qué él era así ¿qué había tenido que pasar para ser el hombre que era un hoy en día? ¿Había la posibilidad de que cambiara la forma en que como se comportaba con ella? Lo dudaba, pero muy en el fondo, Amelié se quería aferrar a algo que probablemente no existía. Se le quedó mirando mientras comenzaba a reír, en ocasiones, Ezra tenía un sentido de humor bastante raro y sus cambios de serio a sonreír era algo que casi no veía. —Bueno, eso es lo que crees tú y mis padres—dijo con una voz seria mientras intentaba sostener su mirada. —No hables por mí…—agregó en un susurro, soltando un respiro, ni sabía porque decía esas cosas cuando Ezra no era capaz de valorar sus sentimientos.

Sus siguientes palabras hizo que ardiera por dentro, queriendo patear y romper cualquier cosa que estuviese a su alcance, el chico hacía que en ocasiones Amelié se sintiera loca. Se tragó el nudo el que se le había formado en la garganta e intentó con todas sus fuerzas respirar profundo para no derrumbarse — Gracias por ser tan delicado para decirme las cosas— terminó diciendo con sarcasmo—Sabes Ezra…me gustaría entenderte, pero siempre pones una barrera entre tú y el resto de personas, ¿llegará el día en que me dejes entrar? — Se puso de pie sin dejarlo responder —Iré al baño—le dio la espalda y empezó a caminar por el pasillo hasta llegar al cuarto de baño. Cerró la puerta detrás suyo y se apoyó en el lava manos mientras se miraba en el espejo. Todo eso del embarazo hacía que se encontrara más sensible de lo normal y justo necesitaba un momento a sola para no terminar derramando alguna lágrima. Después de un par de minutos, se lavó las manos y caminó de vuelta a la sala de estar, quedándose parada contra el marco de la entrada —Cuando llegue el momento de decirle a mis padres...—hizo una pausa un momento y siguió hablando — ¿irás conmigo?—