Leo Mordekhai Hietala (ID)

Es una roca, impenetrable, inexpresivo, el rostro siempre conduce a una seriedad que parece como si el humor no estuviera en su razón de ser.  Podría decirse que es uno de esos "amargados" como dicen los charlatanes, pero poco o nada le importa.

Posee un fuerte carácter que esconde con bastante facilidad pero que no duda en sacar cuando de muerte y sangre se trata, no le importa matar o asesinar por la causa de la mafia pero a veces duda que sea lo correcto.  Prefiere mantenerse alejado de la gente, de la multitud, porque siempre se mantiene alerta y así no descansa. Desconfiado, observador, sádico. Ha intentado olvidar la línea del bien y el mal para poder continuar con su vida sin problemas pero acarrea muchas pesadillas e insomnio. Sarcastico y tajante. No irá por rodeos para hablar. Independiente, siguiendo sus propias normas pese a que en la mafia hay unas impuestas. Detesta las reuniones o grandes eventos, así como "quedar bien", ya que no tiene tacto en nada y no le importa. Es bastante pasota.

De cara a la sociedad, digamos que es una persona callada aunque eso también lo es cuando esta con los que le importan. Le incomodan los abrazos así como los gestos de cariño, cree que son en busca de algo y no sabe expresarse bien .Cuando esta con los suyos es igual, solo que levemente un poco más hablador y se preocupa por éstos, leal y se expresa solo que al no tener mucha práctica en esas relaciones sociales, a veces no parece entenderse bien con la gente o no se expresa correctamente a lo que querría decir.

Lleva toda la vida rebelandose contra las autoridades, de algún modo u otro, por ello  sigue siendo así pero de una manera mucho más sutil, con las artes marciales aprendidas por su "sensei" Killian y toda una clase de cosas que desconocía. Curioso, amante de la adrenalina y temerario. No confía en absolutamente casi nadie, le cuesta coger confianza, por ello prefiere ir solo. Solitario. Aunque solo se preocupa por su hermano menor.

¿Esperais una historia alegre? os habeis equivocado.
Leo nació hace 26 años, en una humilde casa en el norte de Finlandia, donde pasó toda su infancia, entre nieve, agua y la música. Su madre era bailarina del ballet nacional, mientras su padre tocaba la batería en una banda de metal, por ello, la música formaba parte de su vida y ya desde pequeño, su progenitor le enseñó a tocar los tambores y platillos como si de un juego más se tratase.

Los años pasaron, su hermano menor nació dos años después del nacimiento del primogenito y su vida parecía estar llena de una falsa felicidad, pero que él siempre aprovechaba para tocar aquel instrumento rompedor de oidos.  Con la llegada del menor, Leo tuvo ciertos celos ya que las atenciones iban a su hermanito.

Una noche, cuando ellos estaban con la niñera, sus padres se fueron a un concierto de ópera en la ciudad donde vivían, pero nunca volvieron. Un accidente mortal con un trailer, hizo que ambos perdieran la vida al instante, dejando a sus hijos huerfanos. Horas más tarde llegó la policia a la casa donde estaban haciendo los deberes, el sonido de las sirenas alarmó a la niñera y ellos le contaron todo a la joven para poco después explicarselo al mayor de los hermanos.

El niño contuvo las ganas de llorar y dió todos los datos que podía, con solo siete años, tampoco es que supiera mucho pero sus familiares estaban por Europa y ninguno los quería acoger, por lo que los llevaron a un orfanato. A partir de ese momento y viendo como los habían  sacado de su propia casa, Leo se propuso hacerles la vida imposible.

En el orfanato, ambos niños hicieron su vida, pero Leo no salía apenas de la habitación o se iba a la piscina que había, para alejarse de todos. Ya no le gustaba jugar a nada, solo ese deporte y la batería, centrandose en eso los dos primeros años pero viendo a la policia como la culpable de no haberlo evitado o haberles salvado la vida. Culpa erronea.

Aún así, cuando una familia estadounidense los adoptó, viviendo con ellos cuando tenía sobre 10 años, empezó su vida delictiva. No iba a clase y se inventaba las notas, aunque si iba a música. Sus amigos eran de una banda de chicos callejeros que robaban para sobrevivir, escapandose de casa o no volviendo en días. Imaginaba que su hermano estaba bien, por ello se fugó cuando apenas tuvo 15 años para vivir con ellos.

La vida callejera fué una de sus mejores épocas, aunque lo hacía en parte para que ambos pudiesen vivir sin tener que estar con familias adoptivas. No le gustaban. Se volvió más solitario e independiente, participaba en peleas callejeras y su vida se empezó a oscurecer, al ver como sus amigos empezaban a probar drogas y algunos morían demasiado pronto. Aún así continuó con esa vida.

A los 17, apareció un chico coreano, el cual le dijo de introducirse en la mafia. Killian Lee era su nombre. Leo no lo dudó y empezaron su entrenamiento en las artes marciales, así como en todo lo relacionado en beneficio de la mafia. Él iba de manera independiente y solía meter en problemas a su sensei así como a la mafia, pero por alguna razón el otro lo protegía. En su mente aun recordaba a su hermano menor, al cual iba a visitar a la casa de adopción, siempre enseñandole lo correcto para que él no se pareciese a Leo.

Los años pasaron y ahora tiene 26, siendo un miembro de la mafia activo pero demasiado solitario y pasota.