Cena para chicas ▬ Hermanas Bianchi.

Lo único que la rubia era capaz de escuchar el leve sonido del canto de los pájaros y eso la tranquilizaba, la hacia sentir que todo iba bien, la hacia sentirse totalmente libre, se sentía ella misma por primera vez en aquel día. Su trabajo de la mañana en la oficina había acabado, con suerte alguna había sido capaz de mantenerse despierta en todos los informes y clientes que había tenido que hacer y atender y aún no sabía ni como había sido capaz de aquello. Ni siquiera había podido ver a sus hermanas aquella mañana de Martes, simplemente, se había limitado a levantarse de la cama, había caminado hacia la ducha para así despejarse, vestirse con sus habitual falda de tubo y una camisa preciosa blanca que dejaba entrever su ropa interior. Desayunar, tener la primera bronca del día por teléfono con su secretario y salir disparada hacia el buffette, sin duda su mañana había sido bastante ajetreada.

Respiró profundamente e inspiró hasta así sentarse en uno de los lugares más alejados que vio en los alrededores de los jardines, se estaba tan bien en aquel sitio que sin duda alguna podía decirse que era su favorito de todo el día ya que ahí aprovechaba para descansar del trabajo y así aprovechar para su almuerzo del día. Sacó la comida de su bolso con su pequeña botella de agua que siempre llevaba con ella para así mantenerse bien hidratada día a día. Y dio un pequeño bote al sentir como una pequeña vibración se apoderaba de su pantalón, sacó su móvil de el y miró varios mensajes y llamadas perdidas que tenía de su hermana. La respondió lo más rápido que pudo esperando que aceptara su invitación a la cena a la cual la acababa de invitar junto con su hermana menor. Y al instante, recibió un mensaje de las dos, aceptando así su invitación a la cena. Metió un pequeño chip de patata en su boca y terminó con el almuerzo de aquel Martes.


El día había acabado y la joven hacia unas dos horas que se encontraba en su apartamento en Chicago. Las horas habían pasado muy rápido y con ello, el tiempo que la mediana de las Bianchi tenía para preparar la cena de aquel día con sus dos princesas. Preparó una ensalada de pollo -cosa que a las dos rubias las encantaba- y había pedido una pizza. La especialidad de Natasha no era cocinar, estaba claro, la gustaba no iba a negarlo pero no era lo suyo. Se sentó en el sofá y esperó que las dos jóvenes hicieran acto de presencia.