Rule #1 Don't get caught – Maya

Wicker Park fue por así decirlo su casa durante cinco años, años en dónde su vida fue una tremenda locura; carreras ilegales, fiestas a altas horas de la noche y día siguiente, drogas y cualquier otra cosa que una mujer de corta edad en un estado irracional y desbocado pudiera hacer con su vida. A veces se preguntaba que hubiera pasado de ella si Luke no hubiera aparecido en su vida, hubiera terminado posiblemente en la cárcel a causa de las carreras ilegales, aunque se le daba extremadamente bien evadir a la policía, o viera terminado cadáver a causa de una sobredosis. Estar allí le traía buenos y malos recuerdos, pero sin embargo aquella fue una vez su vida, una vida que te enseña o te golpea para formar a la persona que a día de hoy se es.

Estaba tan ensimismada mirando el cambio de los establecimientos que ni siquiera prestó atención al frente cuando sintió que algo chocaba contra ella, fue entonces cuando sus sentidos se centraron en lo que ocurría, su oído captaba los gritos de unos hombres llamando la atención sobre la ladrona, su brazo agarró a la chica que chocó con ella, mientra su mano libre verificaba que todo estuviera en su sitio, todo correcto. - ¿Que robaste? - Preguntó seriamente sin soltar el brazo de la joven, colocando su cuerpo entre los tipos que venían a por ella y la joven en sí.

Levantó su mano hacia los tipos en señal de alto. - Podemos razonar esto como seres humanos. ¿Que decís que os ha robado? Porque algo grande no tiene que ser, y tampoco en el caso de que fuera la chica una ladrona, tuviera tan poca visión como para robar algo a tipos más grande que ella. - Comentó con tranquilidad mientras aún sostenía con firmeza el brazo de la chica, si trataban de hacer algo violento contra ella no lo iba a permitir, sólo había que ver la relación entre masas musculares y el número superior de estos, y robar nunca se merecía una paliza por muy grave que hubiera sido el robo.  

Los tipos parecían unos matones los cuales imponían más con su musculatura que por lo que pudieran hacer con ella en caso de enfrentarse o intentar usar la fuerza contra la pelirroja a la que acusaban de ladrona, la cual no parecía ser una amenaza severa para tipos como ella.

La chica le contestó de manera agresiva, gritando que ella no robó nada a aquellos matones que venían tras ellas, diciendo en su defensa que los hombros vieron cosas que no eran lo que estaban diciendo. Levantó la ceja cuando esta se apartó de ella para que la observara que no llevaba nada, aquél tipo de comportamiento no hacia que dejara de sospechar de ella, una cartera o cualquier cosa minúscula podía esconderse con facilidad. - Tranquila. - Contestó a sus intentos de excusarse ante ella y ante los tipos que venían corriendo tras ella.

Levantó ligeramente la cabeza cuando uno de los hombre se colocó delante de ella, no tenía miedo en mirarle a los ojos, aunque le empezaba a molestar el hecho de que tratara de intimidarla por su tamaño y por la cercanía de este a ella. Enarcó la ceja al escucharle. - Si unos niños juegan a la pelota, cae en el jardín y van a coger su pelota también es entrar en una propiedad privada, y no por ello entraron a robar. -  Continuó con sus palabras tranquilas, los tipos creían que le estaban faltando el respeto o algo parecido, ya que Maya desconocía que la chica abrió una puerta y estos no comentaron nada sobre la intrusión, aunque empezaba a sospechar que los tipos llevaban parte de razón ante el nerviosismo de la joven y su impetú en no dejar terminar las frases del hombre.

Los gritos atrajeron la atención de una mujer mayor en la segunda planta bajo su ventana, la cual miraba todo con atención. - ¿Llamo a la policía? - Pregunto la mujer con preocupación viendo la situación de las dos mujeres, uno de ellos respondió que no hacia falta que aquello se iba arreglar en seguida mientras le daba un toque en el hombro al que estaba encarado a Maya, este asintió y golpeó el hombro de Maya con su dedo índice un par de veces. - Mira, sino nos das a la chica no vamos a hacer compasivos. - Dos errores en menos de cinco segundos. - Primero, no se me toca, y segundo, no se me amenaza. - Mantuvo la mirada por un momento en el grandullón, que encontraba desafiante llevar la contraria a la mujer. Maya levantó la mirada hasta la anciana al recibir de nuevo un toque en su hombro. - Mejor llame a una ambulancia. - Sin previo aviso agarró la muñeca del hombre con su mano libre para retorcerla a la vez que soltaba una rodillazo de forma violenta sobre la entrepierna del hombre, y liberaba a la chica de su agarre, necesitaba ambas manos. Los gritos de dolor y los insultos se hicieron notar en la voz del hombre que se llevaba su mano libre a sus partes como si aquello le fuera a aliviar, Maya dio un ligero paso atrás mientras aún sujetaba la muñeca de este para propinar una patada contra el pecho haciendo que retrocediera cayendo sobre dos de sus acompañantes.

Volteó ligeramente la vista hacia atrás para ver si la chica estaba ahí o por el contrario ya había comenzado a correr de nuevo de aquella situación. Centró de nuevo la mirada en el único hombre que de momento estaba de pie, el cual sacaba una mariposa e intentaba apuñalarla con ella como quién intentara trinchar a un pavo, o estuviera practicando esgrima, aunque su estilo era torpe logró hacer un buen corte en el costado de Maya, la cual atrapó el brazo con el suyo propio, golpeando el codo con su puño en dirección contraria a la movilidad de este provocando la rotura de la articulación, golpeó uno de sus piernas a la altura de la espinilla para desestabilizarlo y giro sobre si misma para terminar con una patada giratoria sobre la cara de del hombre, haciendo que este chocara contra la pared y quedando inconsciente, ese ya no le iba a cortar más. Levantó de nuevo los brazos para tomar una posición defensiva mientras observaba que harían los dos hombres que se levantaban, si eran listo cogerían a sus amigos y volverían por dónde habían venido, sino iban a terminar todos metidos en la ambulancia.

Escuchó la indicación reiterada de la chica sobre la mujer mayor para que llamara a una ambulancia, ahora más que nunca la iban a necesitar, a menos que ocultaran algo y se marcharan de allí antes de que viniera esta, al menos uno de ellos tenía el codo roto, un buen dolor de cuello y cara para cuando se despertara, el otro iba a tener un dolor más bien en su orgullo. Pisó lentamente la navaja con la cual le habían atacado y la arrastro para sí con la bota lentamente mientras miraba a los dos hombres que quedaban de píe, mientras se decidían que hacer, una ligera sonrisa ladeada apareció en su labio y una finta como si fuera a ir a por ellos fue suficiente para ver que querían conservarse enteros ya que estos dieron un par de pasos hacia atrás asustados. Maya se agachó a coger el cuchillo para guardarlo en un bolsillo de su chaqueta notando el escozor de la herida. - Si, vámonos. - Comentó con una asombrosa tranquilidad natural como si allí no hubiera pasado nada, digna de una templanza de acero.

Dio unos cuantos pasos hacia atrás hasta llegar a la altura de la esquina, no fuera de que llevaran armas de fuego y se llevaran la sorpresa por la espalda. Una vez llegó a la esquina se apoyó contra esta para mirar la gravedad de la herida. - Tsk... - Chistó con la lengua, iba a necesitar un par de puntos. - ¿Vives cerca? - Preguntó a la chica, levantando la mirada hacia ella. - Vas a tener que coser la herida. - No iba a ir a ningún hospital, después del accidente le traían malos recuerdo además de que llevaba un arma encima, y claramente con su identidad actual no tenía licencia de armas, y menos para portarlas encima.

Asomó ligeramente la cabeza por la esquina para ver lo que hacían lo hombres, que se llevaban a los dos heridos por el camino de vuelta. - Hay que moverse. - Comentó a la chica para caminar en dirección contraria por donde los hombres marchaban, pronto llegaría la policía y posiblemente una ambulancia por la llamada de la mujer anciana. - ¿Y bien que trataste de robar, señorita.... ? - Preguntó con serenidad, cuatro hombres no persiguen a una mujer así por que así llamándola ladrona, y la actitud a la defensiva de la chica también le daba que pensar.