When you lose an important part of your life. [Abby Lee] [Flashback]

A veces la vida te depara situaciones en la que ni siquiera un entrenamiento psicológico exhaustivo podía soportar aquella carga emocional que el destino traía consigo con aquél accidente que acabó con la vida de su prometido, Patrick Smith, un abogado que comenzaba a sonar en las calles de Chicago, y poco más tarde la notificación de que su hija, de la cuál estaba embarazada de un poco más de cuatro meses, incluso habían comenzado a decorar su habitación y comprar algunas cosas para ella. Los médicos quisieron que le dieran un nombre a la niña, según ellos ayudaba a pasar página, Violette, fue el nombre que decidieron cuando supieron que era una niña.

Hacía tres días de que era consecuente de aquella realidad, cinco desde que se produjo el accidente,  de nuevo el destino tenía reservada la soledad para ella, no tenía ninguna visita, a excepción de las enfermeras, celadores y médicos, desde hacía trece años no tenía ningún contacto con su familia, aunque si logró ver a su hermana pequeña desde la lejanía en varias ocasiones, pero nadie aparte del equipo médico rompía con el silencio de la habitación, ni siquiera se molestó en encender la televisión, su estado de ánimo sólo le daba para mover la alianza en su dedo y tener la cabeza girada para mirar por la ventana, viendo las nubes pasar, su sueño de una vida tranquila y en familia se había esfumado.

Por otro lado, ni siquiera ella misma se reconocía delante del espejo, tenía cortos tratados en toda su mejilla y pómulo derecho, además del más que evidente cambio de color de su ojo diestro, según los médicos pudo haberlo perdido a causa de los cristales de la ventana, su brazo zurdo en cabestrillo, y la pierna derecha con una escayola, la cual los bomberos tuvieron que cortar el coche para sacarla, sumado al severo dolor de espalda, y la perdida de sus seres queridos, hacían de aquella alguien irreconocible, aunque era más bien el rechazo psicológico a su perdida que su aspecto físico, pues se había visto físicamente peor de lo que estaba allí.

Aquella fue la primera vez que se sentía completamente inútil, incapaz de moverse o valerse por si misma, no podía caminar, no podía ducharse por si sola, e incluso moverse en la cama suponía un desafío para ella.

Uno de los celadores la cambió a una silla de ruedas, al menos para que no estuviera tumbada todos los días, acercándola al lugar donde Maya le indicó, la ventana.

Un ligero suspiro salió de sus labios, su mente no podía olvidar aquél preciso momento en el que el coche fue arrollado, al cerrar los ojos aquella escena se repetía en su cabeza; la intensa luz, la fuerza de la embestida, el dolor, aquellas dos caras que verificaban el estado de Patrick y finalmente como todo se evaporaba para despertar en aquella cama de hospital, perdiendo lo único que verdaderamente quería en aquél momento, algo por lo que luchar, algo por lo que merecía la pena volver a casa, y algo que la apartaba de su vida en solitario.

Unos ligeros golpes en la puerta rompieron el silencio de su habitación, cualquier cosa que hiciera un ligero sonido ya lo hacia, tomó con un mano sana una de las ruedas para girar la silla, es lo único que podía hacer en aquellos momentos. Centró su atención en la puerta la cual no se abría, si hubiera sido el médico o alguna enfermera hubiera incluso entrado sin llamar, ¿Venían a terminar el trabajo?, dudaba que hubieran llamado a la puerta. - Adelante. - Alzó ligeramente su voz para que pudieran escucharla desde el exterior ya que estaba en el otro extremo de la habitación, está sonó ronca y abatida, apenas tenía conversación sino eran las típicas preguntas del doctor o con las enfermeras de la planta cuando tenían que tratar con ella.

Observó como la puerta se abría girando ligeramente la cabeza, al menos el movimiento que el ligero dolor le permitía, se le estaba pasando el efecto de los calmantes. Levantó la ceja al ver a una joven asiática asomar por la puerta, era una extraña para ella o posiblemente se hubiera equivocado de habitación, el Northwestern Memorial era bastante grande, sumado a los distintos edificios que tenía. - Buenas tardes. - Saludo intentando sacar algo de amabilidad en su pésimo estado, tanto físico como mental.